Ávila: Basílica de San Vicente

Ubicada junto a la Puerta de San Vicente, extramuros de la ciudad medieval y en las proximidades de la catedral, esta iglesia es la mejor joya románica abulense. Se trata de la Basílica de los Santos Hermanos Mártires Vicente, Sabina y Cristeta, más conocida como Basílica de San Vicente. Los inicios de su construcción se remontan hacia 1130 por iniciativa del arquitecto francés Giral Fruchel, quien introdujo el gótico en España al elaborar las trazas de la catedral de esta misma ciudad.

La mayor parte de esta edificación es sin embargo de estilo románico, salvo el cimborrio gótico y el altar mayor barroco, decorado con columnas salomónicas en madera dorada. La fundación de esta basílica vino motivada por un deseo de rendir culto a los santos hermanos que sufrieron martirio por orden del pretor Daciano al negarse a ofrecer sacrificio a los dioses romanos durante la persecución de Diocleciano. Se erigió en el lugar donde sus cuerpos fueron enterrados y hoy en día sus restos residen en el interior de la basílica.

La piedra caleña de las canteras de La Colilla aporta a la construcción un tonos cálidos, amarillentos, anaranjados e incluso a veces rojizos, por su ser una arenisca con alto contenido en óxido de hierro. Esta calidez y variación tonal aporta una singular belleza a sus muros, sobre todo cuando los rayos del sol inciden sobre los mismos.

De toda la fábrica destacan sus bellas portadas profusamente decoradas con un fino labrado escultórico. La portada occidental es comparada habitualmente con el Pórtico de la Gloria por diversas similitudes, pero por su estructura sobre todo. En el parteluz vemos a Cristo bajo un capitel del que sobresalen las cabezas de dos terneros. En las jambas, ocho apóstoles aparecen en actitud de conversar y otros dos miran hacia Cristo.

El tímpano se divide en dos arquillos con escenas de la vida de Lázaro. Sobre éste, las cinco arquivoltas que lo enmarcan con decoración vegetal y rematando el programa escultórico un alero con representaciones de hombres y mujeres en extrañas actitudes.

La portada meridional es algo posterior y presenta menos horror vacui. En este caso son siete las arquivoltas, en las que se alterna una decoración floral y una ausencia de decoración. Una escena de Anunciación con la Virgen y el arcángel San Gabriel y un rey junto a una figura masculina y otra femenina.

Destacan los capiteles zoomofos e historiados que rematan las columnas de las jambas, muy bien tallados en altorrelieve, que constituyen una muestra de los mejores ejemplos del románico castellano leonés.

El interior presenta una planta de cruz latina con tres naves separadas por pilares y que rematan en ábsides semicirculares en la zona de la cabecera. Esos pilares son de cruz griega, con varias semicolumnas adosadas Debajo de la cabecera se halla la cripta, que presenta semejante división tripartida que los ábsides. Las naves se cubren con bóvedas de crucería y los ábsides con bóveda de cañón y de horno en sus extremos. La cubierta data de hacia el 1150-1170, momento en que también se alzan las torres, ambas inacabadas.

En cuanto al alzado, un friso corrido decorado con una guirnalda florida separa el nivel de los arcos del de la tribuna con vanos bíforos con pequeñas columnillas y capiteles. Y, por encima, se alza un último nivel con ventanas.

La construcción no finalizó hasta el siglo XIV gracias a la ayuda del rey Alfonso X el Sabio y el rey Sancho IV que contribuyeron a su financiación. No obstante, como ya se ha mencionado antes, algunos elementos son posteriores como la decoración dorada y barroca del interior o la galería porticada del exterior, que es del siglo XV. Está realizada en una piedra gris que resalta y contrasta con el resto de la fachada.

Dentro de la galería llama también la atención el bonito arcosolio en piedra gris que se adentra en el muro y sirve de enterramiento, decorado con bolas, y un escudo de estrellas entre los dos  arcos. Esta basílica es visita obligada para todo aquel que viaje a Ávila.