Ingredientes:
- Patatas 1 kg.- Zanahorias 250 g.- Judías verdes 250 g.- Remolacha 150 g.- Gamba arrocera 400 g.- Mayonesa 500 ml.- Sal.
Elaboración:
Cocemos las gambas en agua hirviendo, con un poco de sal. Paramos la cocción cuando las gambas han cambiado de color. Dejamos reposar en esta agua.
Pelamos y cortamos las patatas y las zanahorias a cuadritos regulares. Limpiamos las judías de hebras y puntas y las troceamos de un tamaño aproximado a las patatas y zanahorias. La remolacha la he comprado envasada y en cuadritos (la que más se asemeja es la de la marca Bonduelle, que está envasada en tarros de cristal).
Quitamos las cáscaras y las cabezas a las gambas, las ponemos en el vaso de la batidora. Les añadimos a éstas un poco de agua de su cocción para ayudarnos a batirlas, un par de minutos serán suficientes.
Colamos el caldo y añadimos un poco más de agua para utilizarlo en las cocciones de las patatas y verduras.
Rectificamos de sal, poniendo en primer lugar a cocer las patatas, teniendo presente que al estar cortadas pequeñitas se nos pueden pasar sin darnos cuenta, y lo que queremos es conseguir que queden cocidas pero enteras.
A continuación cocemos las zanahorias, después las judías verdes y por último la remolacha, que al venir cocida de fábrica serán suficientes cinco minutos, al objeto de que cojan el sabor del caldo donde cocimos las gambas, como las demás verduras.
Terminadas de hacer todas, incorporamos las gambas peladas y mezclamos. Dejamos enfriar y después lo metemos en el frigorífico, hasta que esté totalmente frío.
Después le añadimos la mayonesa y unimos el conjunto de manera delicada. Es aconsejable añadir la mayonesa con tiempo suficiente para que tome al sabor de las gambas, pero recordad también que los alimentos con mayonesa no deben guardarse más de dos días.
Como habéis visto se trata de una receta fácil, lo que tiene "más complicado" es el cortar y el cocer, pero con una buena dosis de paciencia todo resulta menos "latoso"... porque el resultado... es espectacular.
Esta ensaladilla la hacía mi madre, y supongo que mi abuela Elisa, y salvo algún detallito sin importancia, la hago yo también de vez en cuando. Espero que mis hijos no la olviden y la pongan ellos también en sus mesas, recordando a su abuela y bisabuela por años y años.