Uno de mis más recurrentes pensamientos se refiere a que hay gente ahí fuera que hace todo mucho mejor que yo, que conjugado con la vergüenza suprema sentida por adelantado a que me digan que no, provoca que no me lance a hacer cosas que me gustarían. Total, sólo tengo un bloguito.
Por eso cuando hará unos meses vi un tuit pidiendo corresponsales en Euskadi para una revista de cultura gastronómica, tuve que tomar unos orujos (además de mantener tensas conversaciones con mi coach privado) para animarme a levantar la mano.
Ya se sabe que el alcohol causa estragos pero también milagros, así que me salió un mail pintiparado y súper profesional en el que me postulaba como corresponsal guay del paraguay. Los que sean introvertidos y tan cortados como yo sabrán que darle al botón de "enviar" de un correo así ya es un triunfo. Pero hete aquí que no sólo lo mandé congratulándome de mi feliz atrevimiento, sino que al poco recibí una respuesta.
Ohdiosmío ohquéhorror no sé si abrirlo porque me habrán dicho que no y entonces se diluirá el efecto exaltador de ánimo del orujo.
Me dijeron que sí.
Así que aquí está el primer número de Zouk Magazine, una revista de cultura gastronómica a la que le interesa, por encima de todo, qué comemos y por qué lo comemos.
"Nos interesa el producto y las historias humanas y personales que hay detrás de cada cosa que nos llevamos a la boca. Porque creemos que es importante y que los productores son importantes. También hablaremos de la historia de lo que comemos, de las migraciones de los alimentos, de las costumbres y las tradiciones, porque entendemos que eso forma parte del patrimonio cultural de las comunidades. Nacemos en Barcelona, pero nos abrimos el mundo. Nada de lo que pase en el mundo, en relación a la gastronomía, no es ajeno. Somos ambiciosos porque lo peor que nos puede pasar es que fracasemos."
En este número 1 de Zouk podéis leer una entrevista a Luki Huber (en portada), diseñador industrial autor del menaje de El Bulli o Lekué, un desayuno con Quim Monzó, los fetichismos culinarios de Casanova, los secretos del café, la panadería Baluard, locales y productos recomendados de Galicia, Madrid, Cataluña, Asturias, Levante, Andalucía ...
Y cómo no, lo que ha escrito también la menda:
Un artículo sobre El mercado de la Ribera de Bilbao, sus gentes, sus vendedores y nuestra peculiar y formal manera de acudir a la compra. Sin concesiones al turisteo ni al mercadeo folklórico.
También recomiendo en Zouk la harina de maíz de Luis Acillona, elaborada en su molino de Gamiz desde hace más de trescientos años.
Ya veis que no quepo en mí de orgullo por formar parte de semejante publicación. Os informaré debidamente de la salida de los siguientes números, mientras ponemos una vela a San Pancracio para que alguna vez se edite en papel.
¡Que vivan las palabras, las oportunidades, el orujo y Albert Molins!