Revista Cocina

Casa Gerardo {Mucho más que una fabada excelsa}

Por Capitan_rabano @pardeguindillas

Hay restaurantes que te sorprenden, restaurantes que te decepcionan y restaurantes a los que acudes con el conocimiento interno de que vas a vivir una gran experiencia, porque, al fin y al cabo, todo el mundo no puede estar equivocado y todo el mundo habla maravillas de Casa Gerardo.


Ficha resumen experiencia Casa Gerardo

La nota final es un promedio de todas las variables, excepto "experiencia"


Felicidad se escribe con "G", con "G" de Gerardo.
Pero es que la experiencia superó con creces cualquier expectativa. Para nosotros ha sido una de las mejores aventuras gastronómicas de nuestra vida, a la altura de Atrio o aquel Balzac de Andrés Madrigal en el que comenzamos a disfrutar con los fogones de autor y, a día de hoy, se pone en cabeza de nuestro ranking de restaurantes.
Y es que no sólo es destacable la comida, el local está a gran altura, la carta está muy bien pensada, el menú tumba todos los prejuicios de aquellos que aún siguen diciendo que con tanto plato pequeño "yo salgo con hambre" (a mi me ha pasado en uno muy famoso, también es verdad) y, sobre todo y ante todo, quiero destacar el servicio. Hemos tenido la fortuna de comer en muchos restaurantes, buenos, muy buenos y algunos malos, pero os aseguro, que en ningún lugar nos han tratado como en Casa Gerardo. Ya os lo desgranaré, pero ha sido impresionante.

Albóndigas de gochu asturcelta

La albóndigas de gochu asturcelta


El local:
Vale... está en un lugar un poco raro, digamos que pegado (literalmente) a una carretera que une Gijón con un montón de pueblos muy cercanos a su entorno industrial y, a la vez, cerca de las villas marineras de Candás y Luanco... así, como en medio de la nada, ni campo ni ciudad y sí, con un acceso complicado debido a la carretera, pero es lo que tiene conservar el local desde hace generaciones, ¡4ª y 5ª! y eso es un valor añadido impresionante y casi único.
Ahora bien, una vez dentro no hay carretera, hay un local magnífico, decorado con muy buen gusto, en el que hay mucho espacio y en el que se unen tradición, comodidad y vanguardia. Por ojo, tradición bien entendida, de la que se ve por los elementos arquitectónicos (madera y piedra), aquí no veréis madreñas o mazorcas de maíz.

Sala

Mirad el tamaño de las mesas para dos personas


Hay varios espacios y salones, nosotros fuimos al "normal" de la planta baja y estuvimos muy cómodos.
A destacar el hecho de reservar una mesa para dos personas y que tenga un tamaño espectacular, que quepa todo dentro y que, además, esté suficientemente alejada de las demás mesas es un lujo casi imposible de encontrar.
Pero es que, además, hay que tener en cuenta que ahora nosotros acudimos a los restaurantes con un bebé de cuatro meses y medio (algo que indicamos en la reserva para que nos ubicaran de la mejor forma posible para ellos) y nos dieron todo tipo de facilidades, espacio para el carrito e incluso interrumpieron el servicio cuando la niña requirió un poquito de atención... en fin, ¡espectacular!.
La carta:
Perfecta... no hay mucho más que añadir.
Tienen en la carta todas sus elaboraciones, pero, además, tienen unos menús muy bien pensados, uno con todos los platos más tradicionales de la carta (Menú clásicos), otro que combina en 25 pasos la esencia de la casa (tradición y modernidad, Menú Prendes) y, finalmente, otro de 18 pasos (incluidos a su vez en el de 25) que es por el que nos decantamos (Menú Carreño).

Casa Gerardo menú

Menú Carreño


Y la verdad es que no nos arrepentimos, el de 25, visto en perspectiva, hubiera sido brutal, con el de 18 yo acabé lleno (y os aseguro que tengo muy buen saque) y no creo que hubiera acabado los 25 en buenas condiciones. Además, a nivel de ratio oferta/precio creo que es el más adecuado. El de 25 cuesta 110€ y el de 18 cuesta 60€, el mismo precio que el tradicional. Por cierto, como es lógico el menú se sirve a mesa completa, pero no os asustéis los más tradicionalistas, los grandes platos clásicos de la casa se reflejan en todos los menús, no te irás de Casa Gerardo sin probar su fabada.
La carta de vinos.
Aclaremos que no la estudié porque no podíamos pedirnos una botella, yo conducía y mi mujer sólo iba a pedirse una copa, así que optamos por pedir vinos por copas, mi mujer un rosado y yo un blanco (Albariño) y un rosado (Bierzo, Prieto Picudo), así que, por esta vez no puntúo ésta carta, pero... ¡volveré!.
La cocina:
Es difícil describir el menú Carreño en pocas palabras, de hecho, si utilizo la primera que me viene a la cabeza sería algo así como "inconexo" y eso no suena bien, aunque en realidad es irrelevante. Me explico.
El menú alterna platos grandes y pequeños, tradicionales y muy modernos, valientes y clásicos sin mayor nexo de unión que una progresión de sabores hacia los más contundentes, pero es que es esta dualidad entre modernidad y tradición, entre los platos de esa "cocina de siempre" de Pedro Morán y los más modernos de su hijo Marcos Morán, lo que, de hecho, constituye la esencia de Casa Gerardo.

Casa Gerardo anchoa

Anchoa, bocarte, tomate y migas


Si de verdad quieres saber de que va, qué es lo que se cuece en sus fogones, entonces tienes que probar su fabada y sus quisquillas... os cuento un poco.
Comenzamos por el cóctel sólido de manzana, que es realmente muy agradable, se trata de una especie de helado de manzana, tequila y limónque limpia el paladar y te prepara para lo que va a venir a continuación. Se come con la mano, casi de un bocado y también sería muy adecuado como fin de menú y antes de los postres. No hay foto, me lo comí.
A continuación la aceituna del vermú. Buena idea, aunque no tan conseguida, para mí demasiado helado. Se trata de un bocado que reúne el vermú y la aceituna y que se complementa con la crema de anchoa que hay en la parte inferior de la cuchara y que te llevas a la boca.
Casa Gerardo aceituna del vermú

Nabo y chopa aportó buena textura y muestras de técnica, aunque un poco insípido. El tartar de ostra y las perlas de ternera fueron realmente sorprendentes, "carne en ostra", realmente peculiar.
Casa Gerardo ostra con perlas de ternera

Luego aparecieron creaciones como la infusión de piel de patata con esos guisantes pelados y esa especie de mojama del pitu de caleya, a la que el huevo de codorniz le iba que ni pintado.
Casa Gerardo guisantes con infusión de piel de patata

Uno de los momentos cumbres fueron las quisquillas, que se sirven crudas, enteras para que admires el producto y se cocinan en la mesa al verter sobre ellas un caldo oscuro de las propias quisquillas y cigala. Luego, dejas cocinar un poco y comes las quisquillas una a una con unas pinzas. El caldo te lo bebes y lo disfrutas, ¡vaya que sí!.
Casa Gerardo quisquillas

Y se van sucediendo los platos hasta que llega la fabada, que aunque sea en un menú degustación no se sirve en versión tapa, ¡qué coño!, se sirve en una abundante ración acompañada de su compango (se sirve aparte) y de unas maravillosas (y cúbicas) croquetas del propio compango. Es una fabada delicada, desgrasada, excelsa y de faba hiperior (si es que eso existe y si no me da igual).
Casa Gerardo fabada

Por cierto, la fabada ¡se puede repetir!, pero eso ya os lo dejo a vuestra elección y conciencia.
Pero la cosa no acaba, hay un Lemon gin fizz con una presentación mejorable, parece uno de esos sorbetes de chiringuito de playa en los que el propio limón es el contenido y tiene cierto aire viejuno, pero bueno, el paladar lo agradece antes de enfrentarse a esa crema de arroz con leche que no debes confesar a tu endocrino que te la comiste para terminar, eso queda entre tú, yo y Casa Gerardo.
Casa Gerardo arroz con leche

Y encima, ¡el arroz con leche también se puede repetir!.
Precio:
Yo hoy lo tengo muy claro, 60€ por este menú, en este ambiente, en este local, con su cocina y su maravilloso servicio está muy, pero que muy bien y encima, ¡te ahorras la cena!, porque al menos yo no fui capaz de cenar nada ese día.
Casa Gerardo cuenta

Conclusión:
Tienes que ir, siempre es recomendable ir a Gijón, pero, además, tienes que comer en Casa Gerardo. Si no quieres comerte el menú, te pides la fabada o lo que te de la gana de la carta, pero, definitivamente, tienes que ir.
Pasa a ocupar el primer puesto de nuestra clasificación porque se lo merece, igual que se merece la segunda estrella Michelín, que ya son muchos años con sólo una (por cierto, tiene los tres soles de la Guía Repsol) y sólo os diré que volveré a ir. Seguro.

Casa Gerardo bocadillo crujiente de quesos

El bocadillo crujiente de quesos



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