Revista Cocina

Murillo Café y el porqué de una buena mesa

Por Lagastroredactora @lauraelenavivas

La comida empezó mal. Habíamos quedado a las 15 para tomar el brunch -tienen dos turnos- y llegaron 40 minutos después entre el retraso saliendo de casa y la lluvia perenne que hubo en Madrid en febrero. De paso, a los dos minutos de ponerles a ellos sus bebidas quise darle el regalo a mi hermanito y tumbé sin querer un vaso cuyo líquido le cayó por completo encima del pantalón. Le ofrecí no sé cuántas veces disculpas, y aunque me miró con ganas de querer matarme, el cariño le pudo más. Total, que con la tardanza tuve tiempo de observar el salón del Café Murillo con detenimiento, pedirme un agua de Jamaica para probarla (que no me gustó porque estaba bastante ácida) y unos tequeños para ir picando algo ya que me moría de hambre.

Yo ya había ido 2 o 3 veces al local con una amiga a tomar unas cañas pero solo habíamos estado en la barra y en la terraza. Esta última me encanta con sus sillas azul eléctrico y esa ubicación estratégica que hace que le caiga la luz del sol de frente los días de buen tiempo, tengas a la vista una parte del Real Jardín Botánico y veas el trasiego de gente en la Puerta de Murillo del Museo del Prado de donde toma el nombre el establecimiento.

Cafe Murillo

El caso es que nunca había estado en el salón del Café Murillo. Pensaba que era más amplio, pero la línea de espejos que está a todo lo largo de una de las paredes laterales da la sensación de más espacio. Sigue el mismo estilo de la barra, tonos tierra con detalles rústicos y chics que resultan acogedores y algunos elementos del antiguo café abierto en 1927. Yo había quedado allí con mi hermanito y mi cuñada para celebrar el cumpleaños de él, y como nunca había probado un brunch,  tenía curiosidad.

cafe murillo

Así que me trajeron los tequeños y en eso llegaron ellos, pidieron las bebidas y yo le derramé el agua con gas al cumpleañero. El camarero, muy amable, nos dijo que nos cambiáramos a la mesa de al lado para estar más cómodos, entonces aproveché para darle por fin el regalo y luego mirar las cartas para pedir.

El restaurante tiene una general y otra para el brunch. A diferencia de otros lugares, no tienen un precio global por este último sino que escoges el plato que quieras consumir. Los tequeños forman parte de la carta de diario, y es que, aunque ellas -las dueñas actuales- califican su cocina como “comida bistró mediterránea”, al ser venezolanas han incluido algunas recetas del país como estos palitos de queso envueltos en masa de harina y fritos (juro de corazón que están buenísimos) o los patacones que pedimos a continuación, adaptados, eso sí, al público español acompañándolos de tartar de tomate raf, además del aguacate y la nata criolla. El resultado es una carta equilibrada con la influencia de diferentes gastronomías y curiosos títulos en sus platos como salmorejo Duque de Alba o tartar blanco de Boris (Izaguirre, tengo entendido que tiene acciones en el local). Nosotros por nostalgia pedimos los patacones que ya mencioné, y como plato principal mi hermano y yo decidimos probar los huevos benedictinos de los que tanto me habían hablado, los míos  acompañados de setas y queso (puedes pedir dos guarniciones entre varias opciones), y mi cuñada una polvorosa de pollo (un pastel hecho con hojaldre relleno de pollo estofado previamente, muy rico).

tequeños cafe murillo

Tequeños

tequeños cafe murillo

Como era mi primera vez con los benedictinos no tengo una referencia para comparar, pero me gustaron mucho, sobre todo la salsa holandesa que los acompaña; los patacones no tanto -y en esto sí que soy experta- porque me gustan más finos para que queden tostados, y estos eran gruesas rebanadas, aunque estaban sabrosos, todo sea dicho.

Patacones Café Murillo

Patacones

Huevos benedictinos Cafe Murillo

Huevos benedictinos

En cuanto al postre no puedo comentar mucho ya que tuve que preguntarle a mi hermano qué habíamos comido para escribir este post, con lo cual no debe haberme sorprendido si no lo recuerdo, era un fondant de chocolate caliente… Pero quedamos contentos con la comida, la atención y el lugar, y eso, estar sentados a la mesa, a una buena mesa, ha servido desde hace siglos para que las personas tengamos sinceros momentos de felicidad.

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PD: Sigo compartiendo información sobre las actividades que se realizan aquí en Madrid para denunciar la situación que hay actualmente en Venezuela, mañana habrá otra chocolatada para recoger dinero a fin de adquirir medicinas para enviar a Venezuela (hay escasez de ellas, así como de todo) organizada por Helen Vásquez del blog Círculos de Fuego, al tiempo que se impartirá una charla gratuita sobre “Cómo sobrevivir a la inmigración en tiempos de crisis”. Más info aquí

Por la tarde se está organizando una gran caminata de denuncia, de 17 horas  a 19.30, que saldrá del paseo Pintor Rosales y llegará a la Puerte de Alcalá:

#sosvenezuela #prayforvenezuela

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